jueves, 10 de octubre de 2013

Abandono y adopción responsable

Hace tiempo que estoy dándole vueltas a cómo escribir lo que quiero contar sobre este tema. He pensado en distintas formas de abordar el tema, y creo que finalmente he dado con el enfoque adecuado.

No voy a hablaros de la multitud de perros y gatos u otras mascotas que son abandonadas a diario, porque eso ya lo conocéis. Me gustaría llegar un poco más allá, intentar "rascar" un poco la superficie para averiguar por qué. Y sobre todo, mostrar la cara amable: la conciencia cada vez mayor de la sociedad acerca de este tipo de comportamientos.

Cada vez somos más los que consideramos a nuestras mascotas como un miembro más de la familia. Consideramos sus necesidades y cuidamos de ellos, y los tomamos como compañeros, no como posesiones. Nos consideramos protectores, responsables de ellos, pero no sus dueños. No somos dueños de su vida, ni de su ser. Los tomamos a nuestro cargo con la intención de ser sus cuidadores y velar por ellos cuando ellos no pueden hacerlo por sí mismos. Por eso no somos libres de dejarlos solos, de abandonarlos a su suerte.

La conciencia sobre la identidad de los animales de compañía ¿Es un signo de evolución? ¿Somos más solidarios cuanto más evolucionados estamos? Pues yo creo que sí.

Desde hace unos años veo cómo crece exponencialmente el número de asociaciones, protectoras y personas dedicadas a cuidar y dar un hogar a aquellos animales que lo necesitan. Pero también "veo" más los casos en que un animal es abandonado o maltratado por aquellas personas que un día decidieron ponerlo en sus vidas. ¿Se cansan? ¿No pueden hacerse cargo de la responsabilidad que conlleva? No estoy segura de qué lleva a una familia, a una persona a dejar de lado al compañero que ellos mismos han elegido. ¿Por qué deciden adoptar, entonces, para pocos meses después abandonar de nuevo? 
Sé que voy a meterme en un terreno farragoso, pero soy de la opinión que aquellos que compramos animales podemos haber sido llevados por un capricho momentáneo, Navidades, cumpleaños, ver al cachorrito mirándonos desde el otro lado del cristal... Por supuesto que ésto no es siempre así. Pero siempre he considerado que aquellos que van a buscar un animal a una protectora lo hacen con una mayor conciencia de lo que eso significa, por eso me llama poderosamente la atención cuando veo casos de perros  adoptados que tras poco tiempo convivencia con una familia son devueltos, o peor, abandonados otra vez.

¿Es posible que estemos bombardeando demasiado a la sociedad con las tragedias animales que creemos en las personas la necesidad de sentirse buenas y hacer algo al respecto? Creo que mucha gente se decide a la adopción por hacer algo altruista, y no se trata de eso. 

Llevar un animal a casa supone una enorme responsabilidad, igual que adoptar un niño. Sabemos que nuestra vida nunca será igual, que nos dará muchas alegrías y que también habrá momentos muy difíciles (especialmente en perros o gatos que han sufrido episodios traumáticos en su vida o que simplemente no se han adaptado a la vida con humanos). No es mi intención poner a los animales al mismo nivel que las personas (¿o sí?), pero creo que se merecen un respeto y un cariño, sobre todo, cuando decidimos hacernos cargo de uno y llevarlo a nuestras vidas.

Quiero recordar que no sólo adoptando se hace una buena labor. hay muchas organizaciones con las que colaborar y seguir haciendo "obras de buena voluntad". La adopción no es el único camino. Por eso ruego a aquellos que no estén preparados que busquen otras vías para ayudar. Donaciones, de dinero, de pienso de vacunas, acogidas temporales, o simplemente la difusión de los casos ya es una ayuda. 

Somos seres evolucionados, nuestra forma de vida ha cambiado desde aquellos tiempos en que los animales sólo eran herramientas de trabajo o alimento. Ahora la sociedad está en otro punto. por eso, precisamente porque somo seres evolucionados, debemos discernir entre lo que podemos hacer o no, entre lo que queremos o no. 

Si los que estamos trabajando de un modo u otro en ayudar a "la causa" a veces somos implacables y terriblemente insistentes, los receptores de nuestro mensaje deben saber discernir hasta dónde pueden llegar. NO se hace para que la gente se sienta obligada, para que alguien quiera colgarse la medalla de haber hecho un "rescate". Hay muchas formas de atender nuestro mensaje.


Y crear conciencia, también significa saber decir NO. Por favor, reflexionad un poco sobre ello.



martes, 8 de octubre de 2013

La gata de la escritora

Se nota que ha llegado el otoño. No es que haga mucho frío todavía, pero sí el suficiente para que sea agradable acurrucarse en un lugar calentito de la casa, y cual mejor que el escritorio de mi compañera humana: La Escritora.

Ella es friolera, mucho, casi tanto como yo, y siempre mantiene templada la zona de su escritorio. Ventanas cerradas, el sol entrando a raudales a través del cristal... y en invierno, cuando el frío es más crudo, enciende siempre la chimenea antes de sentarse a teclear.

Ha colocado una cuna mullida sobre la mesa, justo al lado del teclado. Cuando por fin entendió que yo quería mi propio asiento a su lado, eso nos facilitó mucho la vida a las dos. Antes me sentaba sobre ella, sobre sus papeles, sobre el teclado... (sí, a veces yo también quería poner mi granito de arena en sus novelas) Al final ella se irritaba y yo estaba incómoda. Menos mal que la muy humana al final entendió lo que para todos es obvio: yo necesitaba un sitio, mi propio lugar en el mejor sitio de la casa...

Me gusta el sonido de las teclas, el olorcillo suave del incienso, y también cuando me deja probar el tazón de leche caliente que se prepara para empezar el día.

Puedo pasarme todo el día a su lado, sólo cambiando un poco de postura de vez en cuando y ronroneo cuando ella, distraída, me pasa la mano por el lomo o me acaricia detrás de las orejas.. Hummmm... ¡eso me gusta mucho!

Sospecho que a ella también le gusta tenerme así. Hemos llegado al acuerdo de que yo no interfiero en sus escritos, pero de vez en cuando, me deja el ordenador encendido y yo dejo pasear mis almohadillas por las teclas un rato. Así le dejo mensajes.

¡Huy!, creo que ya vuelve... a ver... ¿cómo era esto? Ah, sí... guardar, publicar... ¡Listo!

Menuda sorpresa le espera cuando vea mi pequeña reflexión entre los post de su blog ¿le gustará?


jueves, 3 de octubre de 2013

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