lunes, 18 de noviembre de 2013

El gato moribundo

He tardado en presentaros al nuevo miembro de la familia porque, la verdad, no estábamos muy seguros si iba a quedarse mucho tiempo con nosotros o no... y no porque no le quisiéramos si no porque su estado era tan lamentable cuando lo acogimos que nadie se atrevía a dar un duro por su supervivencia. Pero ya ha pasado un mes y aquí sigue, mejorando muy poquito a poco dentro de sus posibilidades.

Phineas, que así se llama el minino en cuestión, apareció en la puerta de mi casa, flaco, deshidratado, con el pelo ralo y lleno de caspa y un oído lleno de sangre y pus.En mi casa no cabe un alfiler, pero estaba claro que no podíamos dejarlo así. Primero traté de darle comida, pero él sólo buscaba una caricia, eso terminó de ganarse nuestros corazones. Tenía que pensar en un plan de choque. Antes de nada le limpié el oído con suero y betadine disuelto en un poco de agua. Después, una pipeta desparasitadora y una pastilla por si tenía también parásitos internos. Un poco de comida blanda de la que dio cuenta en segundos y algo de leche sin lactosa templada. ¡No sabéis cómo ronroneaba! Mientras comía le fui cepillando con cuidado y tratando de averiguar si tenía alguna herida o marca en la piel, pero no. Estaba limpio de sarna y otras lesiones de herpes o similares. Pero aún no me atrevía a dejarlo pasar a casa con toda la fauna autóctona que la puebla, y a la que podía poner en riesgo. Así que le preparamos una cunita en el porche y esperamos a ver qué pasaba al día siguiente.

Cómo no, allí seguía esperando su siguiente dosis de comida y mimos, y la recibió. Tal vez no se esperaba que también le cayera de rebote una visita al veterinario, pero así son las cosas... Cuando Elena lo vio me confirmó que no tenía nada contagioso, pero que su oído estaba muy mal y que necesitaba antibióticos, así que le pinchó y me citó para una semana después. También me confirmó que era bastante mayor y que había perdido casi todos los dientes, que necesitaría comida blanda para recuperarse, así que optamos por ofrecerle durante una temporada un preparado especial, Critical Care, que le ayudaría a coger fuerzas para enfrentase a la infección en mejores condiciones.

Poco a poco, Phineas ha ido cogiendo peso, su oído está mejor, y se ha adaptado perfectamente a la casa. poco a poco ha ido perdiendo la prudencia con los perros y con los otros gatos y está cada vez más integrado. Sigue siendo muy cariñoso y tranquilo, creo que no tiene ya edad para muchos juegos, pero se le ve un gato feliz.

Sigue con la otitis, que es más persistente de lo que nos gustaría. para cuidarla, después de ver que no tenía nada dentro del oído, le sigo haciendo limpiezas diarias con cuidado, con gasas empapadas en suero y después le aplico unas gotas con antibiótico. Seguramente tiene inmunodeficiencia y ello dificulta su recuperación, pero estamos haciendo todo lo posible por que salga adelante, y de momento, parece que nuestros esfuerzos van dando sus frutos.

Muchas veces pensamos que los gatos son "todoterreno" y que saben sobrevivir en la calle sin problemas, pero ellos también tienen sus debilidades y necesitan atención y cuidados. yo espero que los que le estamos proporcionando a Phineas acaben mejorando más aún su estado, y que con nosotros, por fin, tenga la vida que todo animal se merece, aunque no vaya a ser muy larga...


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