domingo, 28 de octubre de 2012

Adiós, amiga...

El viernes a las cinco de la tarde se fue, nos dejó.


Estaba enferma, mayor, y ya no tenía ganas de seguir. Después de hacerle pruebas, análisis y descubrir que no había nada más que hacer, tenía que tomar la difícil decisión de despedirme de mi gran amiga. Yo sabía que no podía hacer nada más por ella que aliviar su sufrimiento. Pero si alguna vez os habéis visto en una tesitura semejante sabréis que es difícil tener que decidir por alguien que no es capaz de pronunciar una palabra por sí mismo. Sólo sus ojos, su maullido cansado, me decían que debía dejarla marchar.

Gata estaba en la clínica, muy cerca de casa. Yo, en el salón haciendo de tripas corazón para ir allí a darle un último Adiós, con la sensación amarga de tener cita y hora para presenciar su ejecución. A las cinco y media era el momento. Debía ir a la clínica para firmar los papeles de autorización y dejar que su veterinaria le diera el billete para su último viaje. Pero al llegar allí, preparada para enfrentarme al amargo momento descubrí que mi gordita me había hecho un último regalo. Se había dormido para siempre, ella sola. Me había evitado el trago de tener que ser yo quien decidiera cual iba a ser su último aliento.

Un regalo, el último de un montón de ellos. Porque desde que llegó a casa llenó nuestras vidas de momentos inolvidables, de mimos, de ronroneos... Pasó por la llegada de niños, de otros gatos, de los perros y se hizo siempre respetar. Era La Jefa, nuestra querida "Jefita"



Ahora aún la busco por casa, espero encontrarla acurrucada en mi cama cuando subo a dormir, o en el muro de la entrada tomando el sol...


Adiós, amiga, espero haberte dado una buena vida. Te quiero, estés donde estés.

1 comentario:

  1. Vaya, lo siento mucho, Marta, ánimo!, mira a tu alrededor, tienes unos perros fantásticos, seguro que te dan mucha alegría!

    ResponderEliminar